El aumento de temperatura en el planeta ha originado cambios muy significativos. El nivel del mar está subiendo, los arrecifes de coral se están blanqueando -decolorando-y los glaciares se derriten. Este incremento de la temperatura global se hace cada vez más evidente y duro: las sequías, los incendios, las olas de calor y otros fenómenos climáticos son más frecuentes y extremos, y afectan a cada territorio y a cada porción de vida en la Tierra. El nivel del mar podría subir un metro para finales de este siglo si no merman las emisiones de dióxido de carbono. Esto incrementa el riesgo de inundaciones para millones de personas en las costas en donde las poblaciones son cada vez más grandes. Para las personas de las islas pequeñas y las costas más bajas, el aumento del nivel del mar es una realidad que ya está impactando. El cambio climático pone en riesgo a las comunidades, a las ciudades costeras y a la producción de alimentos. Hoy es una de las amenazas más graves a nuestra supervivencia. Acelerar el cambio hacia un futuro de energías limpias y renovables es clave para la seguridad y el bienestar de todos. No caben dudas de que es necesario adoptar cambios inmediatamente.
El giro hacia las energías limpias que brindan el sol, el viento, el agua y la tierra es decisivo. La energía renovable, segura y limpia está creciendo rápidamente, creando puestos de trabajo, cambiando vidas y transformando a comunidades enteras. Anteriormente, en otra publicación, nos hemos referido a la importancia de la construcción de resiliencia climática a largo plazo para afrontar los riesgos climáticos. Esta vez hablaremos sobre la importancia de la experiencia y el capital intelectual que las incubadoras y las fundaciones pueden proporcionar a los emprendedores del cambio climático. Esto es examinado en el artículo Innovative Solutions for Climate Change Need More than Money, escrito por Joe Speicher -director ejecutivo de una fundación (Autodesk Foundation) que brinda apoyo a quienes luchan contra el cambio climático- para la Stanford Social Innovation Review.
Como ya hemos dicho, el problema del clima necesita atención inmediata. El autor remarca que los financistas, empresarios, ingenieros y diseñadores deben desempeñar su trascendente papel en la solución de la problemática. La inversión en el campo de la tecnología limpia empezó a tener relevancia a principios de los años 2000 y ha comenzado a alcanzar cierta madurez, especialmente en lo que respecta a la financiación de proyectos. Las inversiones en energía renovable alcanzaron los 286.000 millones de dólares en 2015, pero la mayoría de esos gastos financiaron la expansión de la generación de energía eólica y solar. Sólo el 3,2 por ciento de esa inversión total, tanto pública como privada, se destinó a investigación y desarrollo, lo cual no es suficiente. El tamaño del problema exige más y mejores inversiones -incluyendo capacitación, experiencia, recursos y oportunidades de creación de redes para los empresarios- para asegurar que los más brillantes se enfoquen en resolver con éxito los desafíos climáticos.
Según el autor, hasta ahora el gasto filantrópico de los Estados Unidos en el ámbito del clima ha ido principalmente a promover políticas y regulaciones para un futuro con bajas emisiones de carbono. Pero cree que existe una mejor manera de utilizar esos dólares dirigidos al clima: las fundaciones y los financiadores deben construir la infraestructura necesaria para hacer crecer y sostener a un sector de inversión de impacto floreciente, que incluye tecnología limpia.De todas formas, inversionistas y filántropos han comenzado a construir un marco de financiamiento para las empresas que crean soluciones climáticas innovadoras. Bill Gates, por ejemplo, encabezó la Breakthrough Energy Coalition, que reúne a multimillonarios que se comprometen a invertir mil millones de dólares al año en investigación y desarrollo en los próximos 10 años a través del fondo Breakthrough Energy Ventures (BEV). Asimismo, organizaciones como la PRIME Coalition, están facilitando inversiones en tecnologías no probadas de reducción de emisiones, pero potencialmente transformadoras. Por supuesto, BEV y PRIME no podrán hacer por sí solas todo el trabajo, pero están señalando al mercado que las inversiones en la innovación del cambio climático continuarán y probablemente aumentarán.
El autor destaca que los emprendedores, los ingenieros y los diseñadores están trabajando en campos tan variados como movilidad urbana, ambiente construido -espacios modificados por el ser humano que proporcionan el escenario para las actividades diarias-, y la captura y almacenamiento del carbono. Sin embargo, destaca que tres áreas primarias requieren la mayor atención en cuanto a investigación, desarrollo e implementacion. Una es la generación de energía: esto incluye todos los modos de crear energía, incluyendo carbón, petróleo y gas. Los métodos de generación más limpia incluyen energía nuclear, eólica, solar, geotérmica e hidroeléctrica. La innovación en este espacio tiende a ser incremental, como la mejora en la eficiencia de las turbinas eólicas, pero es necesario continuar investigando la energía de las mareas, la sal fundida -sal que por acción del calor se funde poniéndose al rojo vivo- e incluso las tarimas que almacenan la energía cinética de los pasos -aprovechar la energía que se genera con las pisadas-.
La segunda área es distribución y transmisión de energía: obtener la energía desde la fuente y llevarla al consumidor es un desafío. El equilibrio entre la oferta y la demanda de redes eléctricas dispares requiere datos y nueva conectividad. Las pocas redes que están conectadas no operan eficientemente, dando por resultado mucha energía perdida. Diversas organizaciones están abordando desafíos en cuanto a la información, mientras que servicios públicos como los de China están invirtiendo en nuevas capacidades de transmisión. La tercera área es el almacenamiento de energía: Acá está representada la oportunidad más desafiante y prometedora. El desarrollo de una tecnología de almacenamiento de baterías sostenible es principalmente un problema químico y de materiales. A medida que la búsqueda del próximo avance de las baterías continúa en innumerables direcciones, se ha progresado mucho en la comprensión de los materiales de almacenamiento de energía.
A medida que el panorama de la financiación mejora, proporcionar a lasempresas acceso a la formación, los recursos y la experiencia que necesitan para cumplir con estos avances tecnológicos es esencial para el éxito. Los actores del ecosistema de la innovación como incubadoras, aceleradoras, institutos de investigación y sus socios de financiamiento están comenzando a proporcionar esta experiencia. Algunas de esas organizaciones apoyan a empresas de innovación del cambio climático que se encuentran en diferentes niveles comerciales y de madurez. Muchas incubadoras están cerca de escuelas con grandes capacidades de ingeniería y diseño industrial. Los emprendedores del cambio climático pueden beneficiarse de los inversores y del ecosistema de incubación. También se están desarrollando nuevas formas de aprovechar los activos corporativos para estimular la innovación. El Laboratorio Nacional de Energía Renovable de Estados Unidos y Wells Fargo se han asociado para crear Innovation Incubator, una incubadora que apoya la eficiencia energética en edificios. Las tecnologías en etapa de implementación se prueban en las oficinas de Wells Fargo y los experimentos exitosos se extienden a toda la compañía.
El dinero representa la forma más fácil de contribución hacia nuevas empresas. Pero para el autor, la experiencia, el trabajo en red y el capital intelectual que proporcionan las incubadoras y las fundaciones -los recursos que facilitan tomar una idea desde su concepto hasta la comercialización- a menudo representan un valor igual o mayor para los empresarios. Es hora de construir un ecosistema más efectivo de apoyo y expandirlo lo más rápido posible.
Link al artículo de la Stanford Social Innovation Review: //ssir.org/articles/entry/innovative_solutions_for_climate_change_need_more_than_money