Según cifras de la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo (IRR) la población de recicladores en América Latina asciende alrededor de cuatro millones de personas[1]. Ellas forman parte de un sector en desarrollo en la región, pero se enfrentan a múltiples factores de precariedad, desde ser considerados como un problema social, parte de una actividad al margen del mercado y de la ley, pasando por condiciones laborales, sociales y educativas que obstaculizan su desarrollo integral.
En Chile, viven hoy aproximadamente 60.000 recicladores de base– según lo estima el Movimiento Nacional de Recicladores de Chile (MNRCh)- que se dedican a la separación de material, venta de enseres usados (cachureo) entre otros servicios. Su panorama también incluye las condiciones de precariedad descritas, sin embargo, alrededor del 2013, un proyecto de ley que buscaba definir el marco para la promoción del reciclaje inclusivo y la introducción de la noción de “Responsabilidad Extendida del Productor”, planteo un escenario muy favorable para el diseño de estrategias que posibilitaran la inclusión de los recicladores en la cadena de valor del reciclaje.
En este contexto, la Fundación Casa de la Paz, diseño e implementó junto con el MNRCh y la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo el proyecto: “Reciclaje Inclusivo: Gobierno, empresas y recicladores” (Proyecto RIC). Iniciativa que contó con el financiamiento del FOMIN, y que buscó mejorar las condiciones laborales y de ingresos de los recicladores de base de cuatro comunas de la Región Metropolitana de Santiago. El proyecto logró fortalecer las capacidades de organización y liderazgo de los recicladores, el avance en la instalación de infraestructura y la tramitación de proyectos futuros de este tipo en las comunas y, un amplio cuerpo documental que incluye el catastro de 400 recicladores de base, estudios de mercado y de modelo de negocio entre otros documentos que podrán aportar al desarrollo de proyectos similares.Tinamus, tuvo el privilegio de participar en la sistematización de este proyecto, analizando en profundidad cinco pilares que conformaban esta experiencia: 1. El modelo de negocios y trazabilidad, 2. El fortalecimiento del contexto político e institucional, 3, La organización de los recicladores de base, 4. El desarrollo de infraestructura y equipamiento y la gestión del conocimiento y comunicación.
Esta experiencia reafirma el valor de las iniciativas inclusivas de reciclaje, en un sector promisorio en la región, de gran relevancia para avanzar en el logro de objetivos de desarrollo sustentable y una cadena de valor en la que, aquellos que durante años han ejercido labores de recolección de manera informal, pueden beneficiarse de mejores condiciones laborales y avanzar en su desarrollo.
[1] FOMIN, Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo; Estudio de Reciclaje Inclusivo en América Latina y el Caribe, Washington DC, octubre de 2013,